El pasado viernes 6 de febrero estuvimos con los vecinos y vecinas de Las Salinas del Matorral. Dicha visita responde a una serie de encuentros ciudadanos que hemos organizado con el objetivo de conocer, de primera mano, las necesidades y opiniones de los vecinos y vecinas de nuestro municipio.
Mi primera impresión, la podría resumir en dos palabras: un despropósito. Si todavía hay algún político que se pregunta por qué muchos ciudadanos están desencantados con los políticos o la política en general, yo les contestaría; “vaya usted a Las Salinas del Matorral”; y no haría falta más explicaciones.
Las Salinas del Matorral podría definirse como el paradigma de la desidia de nuestros políticos; la ineficacia del Gobierno municipal, y por qué no decirlo, de la mirada cómplice de nosotros, que como conciudadanos, no hemos alzado la voz para apoyar a estos vecinos y vecinas. En pleno siglo XXI no deberíamos tolerar que hayan barrios en nuestro municipio sin alumbrado público, sin alcantarillado, con carreteras de tierras o sin transporte público colectivo.
Lo que más me indigna de mi visita, tras hablar con los vecinos, es que muchos justificaban con resignación la inacción de nuestros gobernantes, porque las viviendas estaban fuera de ordenación. Es decir, lejos de buscarles una solución, les han hecho creer que no se puede actuar en su barrio porque supuestamente carecen de las pertinentes licencias. Entonces es cuándo me pregunto ¿para qué están los políticos? ¿Para ser esclavos de las leyes que ellos mismos aprueban o para hacer que las leyes estén al servicio de las necesidades del pueblo?
Si me he atrevido a dar un paso adelante en política, al igual que mi equipo, es precisamente para no conformarme con lo establecido, sino para luchar por una Administración puesta al servicio de nuestra gente. Para ayudarnos a mejorar y crecer como pueblo en igualdad de condiciones, y no para ser partícipe de una Administración implacable que se convierte, en muchas ocasiones, en nuestro propio verdugo.
Todo esto, tiene “fácil” solución. ¿Saben cómo? Con voluntad política. Y si no que se lo pregunten a nuestros políticos en Madrid, que fueron capaces de ponerse de acuerdo en un abrir y cerrar de ojos para limitar el techo de gasto público e, incluso, recogerlo en la propia Constitución, ¿cómo no vamos a ser capaces de dotar de los servicios mínimos a un barrio en el que habitan personas humildes que lo único que exigen es vivir dignamente?
Sin perjuicio de lo anterior, no me gustaría quedarme en la crítica, porque si de verdad queremos una solución, es necesario que todos y todas seamos capaces de dejar a un lado nuestras diferencias y trabajemos juntos por nuestro pueblo. Por tal razón, abogo por un gran pacto para San Bartolomé de Tirajana que, entre otras cuestiones, hable de justicia social y, lo más importante, se materialice en un plan de acción que tenga como objetivo mejorar y acondicionar nuestros barrios con los servicios mínimos que todo ciudadano/a merece.
Alejandro Marichal
Candidato a la alcaldía por Coalición Canaria en San Bartolomé de Tirajana